La tarde de patinaje sobre hielo fue espectacular: ninguna baja, salvo el orgullo de la profe Laura que fue la peor parada.
De vuelta a la escuela-hogar, nos esperaba un plato de rica sopa calentita y hamburguesa para reponer fuerzas. A las 11 ya nadie tenía ganas de continuar con la juerga, y es que tanta actividad va pasando factura. En fin, una larga y tranquila noche.
Hoy comeremos también de bocata, pues vamos a visitar el Monasterio de Leyre y el Castillo de Javier. Ya os contaremos ...
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